miércoles, 23 de enero de 2013

Focaccia




Algunas preparaciones son más laboriosas que otras, este caso me gusta pasarme en las cantidades de manera que tenga para más de una vez o la preparación base me sirva para otros platos, es el caso de una salsa de tomate, un pisto o cualquier preparación con legumbres.
Aprovechando la receta anterior podemos utilizar la masa sobrante para hacer una focaccia, ese pan italiano plano, aceitado y esponjoso, al que le podemos agregar múltiples ingredientes.
Como digo tomando como base la masa de la empanada, la amasamos de nuevo y  le añadimos un poco de aceite y las hierbas que nos gusten, en este caso orégano y tomillo. Una vez integrados los ingredientes dejamos reposar la masa, tapada, al menos una hora.
Transcurrido el reposo la volvemos a amasar y la extendemos sobre una plancha de horno y presionamos sobre ella con nuestras yemas de los dedos, dejando unos pequeños hoyuelos característicos. Le ponemos más aceite por encima y dejamos reposar otra hora.
Pasado el reposo le ponemos por encima más hierbas y en mi caso unos tomatitos sherry cortados por la mitad y sal en escamas por encima, metemos al horno durante 30 minutos más o menos (depende del horno, como siempre) a 200 º centígrados.



Empanada de carne



Muchas veces nuestro paladar está acostumbrado o hecho desde la niñez a una serie de sabores, que nos impiden aceptar otras preparaciones que nos vamos encontrando a lo largo de nuestra vida, de esta manera, a menudo rechazamos platos bien elaborados pero que nuestra educación gustativa no acepta pues no nos recuerdan a aquello que comimos en su día.
En la literatura universal tenemos el ejemplo descrito por Marcel Proust y su magdalena en el libro "Por el camino de Swann"
- Pero cuando nada subsiste ya de un pasado antiguo, cuando han muerto los seres y se han derrumbado la cosas, solos, más frágiles, más vivos, más inmateriales, más persistentes y más fieles que nunca, el olor y el sabor perduran mucho más, y recuerdan, y aguardan, y esperan, sobre las ruinas de todo, y soportan sin doblegarse en su impalpable gotita el edificio enorme del recuerdo.-

Más recientemente una versión más popular de estos recuerdos la tenemos en la película Ratatouille, cuando el crítico gastronómico recupera ese sabor de la niñez, cuando su madre preparaba el ratatouille.

Bueno toda esta digresión viene a cuento porque el pasado sábado, como se anunciaban temperaturas bajas, decidimos hacer un cocido para comer. En casa aprovechamos esta receta para surtirnos de varias raciones de sopa, que suelo congelar, así como carne cocida que a veces utilizo para una lasaña. Nuestro cocido es con garbanzos, jamón, chorizo, huesos y morcillo de ternera.
Pues bien, el domingo decidí utilizar la carne sobrante del sábado, picada muy fina y acompañarla de dos grandes cebollas pochadas, cortadas en juliana y medio kilo de salsa de tomate, también casera, para hacer una empanada, que por primera se pudo igualar aquellas que probé en mi niñez y que cada vez que visito a mi madre le pido que me haga.
La empanada es un receta para hacer con calma, enseguida se consigue la masa, pero es necesario el reposo para que fermente y obtener así una empanada esponjosa y crujiente a la vez,
Las cantidades que utilicé son las siguientes:
    750 gr,.  de harina
    300 ml. de agua
      50 ml. de aceite
      50 ml. de vino, tenía un albariño a mano que utilicé
      25 gr, de levadura de panadero
        1 huevo
           sal.

Tomamos el agua ligeramente tibia y disolvemos en ella la levadura, hacemos un volcán con la harina y en el centro ponemos los elementos líquidos , el huevo y  la sal.
Vamos integrando todos los ingredientes en la harina procurando que no se desparramen por la mesa de amasado. Al final hacemos una bola con la masa, la envolvemos en un paño y  la dejamos reposar al menos una hora en su sitio apartado de las corrientes de aire.
Pasado este tiempo cortamos la masa en dos partes, tomamos una de ellas y la extendemos con la ayuda de un rodillo.
Cubrimos una fuente de horno con la masa extendida, procurando que salga por los bordes, ponemos en esta fuente el relleno de la carne y cubrimos con la otra parte de la masa también extendida con el rodillo.
Recortamos en los bordes la masa sobrante y  vamos doblando la masa para cerrarla herméticamente.
Con la masa sobrante hacemos la decoración de la empanada y sin olvidarnos de abrir un pequeño agujero en el centro de la empanada, para que salgan los vapores de la cocción.
La dejamos reposar otra hora tapada con un paño.
Metemos la empanada al horno a 200º durante una hora o hora y media, como siempre dependerá de horno. Hay quien la pinta con huevo batido par que tome un color dorado, en este caso no lo hice.
El resultado fue magnífico y duradero, pues comimos domingo, lunes y martes.





domingo, 6 de enero de 2013

Roscón de Reyes




Feliz día de Reyes a todos, espero que os hayan traído muchas cosas, sobre todo a los mayores cosas tan útiles como suerte, esperanza y felicidad.
Hoy es un día fundamentalmente infantil, recuerdo casi todos los años la vez en que los reyes nos trajeron la bicicleta, una única bicicleta para dos hermanos, ya que la compartíamos. Ahora, ya con hijos mayores, recuerdo sus días de Reyes y la felicidad en sus caras, incluso aquel año en el que conseguimos darle en persona la carta a los reyes en Tui. Lamentablemente aquel año los Reyes se equivocaron en sus regalos, supongo que producto de las prisas de última hora.
Bueno y ¿que cosa va unida al día de Reyes?, pues el roscón de Reyes. Llevo algunos años haciendo el roscón este día y os garantizo que no es difícil, ni lleva mucho tiempo, en las fotografías que veis he tardado como mucho 1 hora, más otras dos en la cocción. Las cantidades para un rosco son las siguientes:

        450 gr. de harina                                                                                          
      90 gr, de azúcar                                             
        5 gr. de sal                                                          
      35 gr. de mantequilla                                       
      25 gr. de levadura de panadería
        2 huevos 
    125 ml. de leche
        1 cucharilla (de las de café) de esencia anís     
           Ralladura de 2 naranjas y 1 limón
   
 Masa madre:
      30 gr. de harina
       7,5 gr de levadura
     22,50 ml. de agua   

Para que veáis los tiempos os voy a describir como lo hice. Ayer día 5 de enero, por la mañana amasé la masa madre, una vez mezclados los ingredientes la puse en un cuenco amplio, la tapé con un paño y la metí en la nevera. Por la noche después de cenar me puse a a hacer la masa.
Tomamos la leche y la calentamos un poco, que adquiera una temperatura tibia y disolvemos en ella la levadura.
Disponemos la harina sobre una mesa amplia y lisa, formando un volcán, en el centro ponemos los demás ingredientes, incluida la masa madre. Comenzamos a amasar, primero haciendo círculos con un dedo intentando que los líquidos vayan absorbiendo la harina, procurando que no se desparramen. Una vez integrados todos los elementos he hecho una bola de masa homogénea y la he dejado en una zona protegida de corrientes de la cocina. 
Hoy día 6 de enero me he levantado a las 8, ¿quien no madrugó este día de pequeño?; y la masa había crecido, algo más del doble. Enharinamos una superficie y la amasamos, una vez que tenemos una bola de masa metemos un  dedo por el medio haciendo un agujero y la vamos girando intentando hacer una circunferencia  !ojo! del tamaño que nos quepa en el horno, dejando un poco de espacio porque volverá  a duplicar su volumen.
La disponemos sobre un papel para el horno y una placa de horno, pintamos con huevo batido y decoramos con frutos escarchadas o azúcar emborrizado. Este azúcar cosiste en añadir un poco de agua al azúcar para darle una consistencia grumosa, de manera que una vez en el horno quedarán como piedrecitas de azúcar y gracias al agua no se quemará. La mantenéis en el horno durante 20 minutos a 200º centigrados, no lo perdáis de vista, cada horno es diferente.
Animaros os quedan 364 días para ensayar. Ah, yo este año he hecho cuatro roscones he gastado unos ocho €uros en los ingredientes más dos horas escasas de electricidad por el horno.


Este es el último, algo más crecido pues al esperar para entrar al horno realizó una segunda fermentación









Y esta es la producción completa                   

TORTILLA DE PAN



Las fiestas de navidad es uno de los períodos del año de mayor compra de pan, supongo que el hecho de que las panaderías descansen el día 25 de diciembre y el día 1 de enero nos lleva  a perder la noción para un calculo adecuado de cuantas piezas de pan necesitamos. A menudo vamos a casa de familiares o ellos viene a nuestra casa para estas celebraciones, así mismo abusamos de los entremeses a base de embutidos, de los canapés y de otras elaboraciones que requieren pan, el resultado es siempre el mismo, pasadas las fiestas nos sobra un montón de pan.
La receta que os traigo hoy es producto de una época sino de escasez si de no muchos excesos. Navidades en las que comíamos cosas que no se veían el resto del año, incluso algunas veces cosas sencillas pero invariables. En mi infancia, en mi casa por ejemplo, en nochebuena siempre cenábamos bacalao cocido con coliflor y el día de navidad pavo asado.
Bueno pues la receta consiste en aprovechar el pan que nos ha sobrado y conseguir un plato humilde pero que casi siempre tiene éxito entre los golosos y los niños.
Partiendo de este pan, lo hacemos pequeños trozos en un cuenco lo suficientemente grande, le añadimos leche y con un tenedor vamos mezclando ambos ingredientes hasta conseguir una pasta. Dejamos reposar en la nevera un mínimo de doce horas.
En el momento de preparar la tortilla le añadimos la harina, las yemas de huevo, el azúcar y la ralladura de limón, trituramos con la batidora hasta conseguir una masa homogénea. Las claras las ponemos a punto de nieve y las añadimos con una espátula y movimientos envolventes de abajo a arriba al resto de la masa.
Tomamos una sartén, anti-adherente mejor, y freímos una corteza de limón. Retiramos el aceite y la corteza, dejando solo una pequeña cantidad de aceite, añadimos la masa y freímos como si fuera una tortilla.
A la hora de servir le añadimos azúcar y canela, somos muy golosos.

Cantidades:
 400 gr, de pan del dia anterior
900 ml. de leche
4 huevo
50 gr. de harina
50 gr. de azúcar
ralladura y corteza de limón
aceite
azúcar y canela ( a gusto)


Mezcla de ingredientes
tortilla en la sartén al fuego





tortilla recién hecha








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