Hace poco escuché a Ferrán Adriá, y no por primera vez, decir que para ser un buen cocinero, digno de El Bulli, "la creatividad es no copiar".
Por otro lado algunos de mis amigos cuando vienen a casa siempre me reclaman ¿que has descubierto, que has inventado, la receta es tuya?.
Tengo varios compañeros de la escuela de hostelería que aspiran a ser famosos, a ser originales, a "ser como Adriá". En cocina no es difícil encontrar o inventar una receta nueva, algo más complicado es que sea un plato extraordinario, no digo ya que sea un plato digno de elogio en revistas y congresos. He inventado algunas recetas, pocas, que han obtenido el beneplácito y la aprobación de mis amigos y familia, pero llevándolo al campo de la música yo no aspiro a ser Mozart, ni Bach, ni Verdi, pero me encantaría interpretar su música como Karajan, Rostropovich o Juan Diego Florez.
Crear es difícil y a veces es la rutina de una cocina profesional la que permite tal cambio, este añadido o ¿que hago con esto que tengo por aquí?. De ese ensayar y probar, pueden salir platos estupendos, pero no todo lo que se crea lo es y algunas veces hemos visto en restaurantes demasiada obsesión por crear, en lugar de interpretar, conseguir el punto adecuado a recetas de toda la vida.
La primera vez que fui a un gran restaurante no se me olvidará nunca, además tengo la costumbre de guardar esas facturas más o menos importantes y gracias a esto se que fue el 3 de enero de 1985, en concreto la visita fue al restaurante Arzak, en San Sebastian. Fui a cenar con mi novia, eramos dos pipiolos de 24 años y nada más llegar al restaurante la señora que hacía las veces de maitre, yo creo que era la esposa de Juan Mari, hábilmente nos colocó en la peor mesa del comedor, casi debajo de unas escaleras.En el momento de pedir nos hizo cambiar de menú aludiendo que primeros y segundos no combinaban bien, además de vernos o controlarnos durante el resto de la cena para observar nuestro comportamiento. Años más tarde, en un programa de televisión oí a Juan Mari Arzak decir como le encantaba recibir en su casa a jóvenes parejas que habían estado ahorrando dinero para poder ir a comer a su casa y que él procuraba darles un trato especial, valorando mucho el esfuerzo que hacían aquellos jóvenes para poder ir a su local.
Relacionando estas dos ideas, el no copiar pero ser un gran interprete, os traigo la receta de hoy. En el año 1.987 se publicó en la Editorial Espasa-Calpe el libro "La cocina moderna en Euskadi", edición bilingüe de Juan Jose Lapitz, en la página 403 viene la receta de "Pastel de chocolate con crema de menta", receta que presentaba Arzak, entiendo como propia. Pasados los años me enteré que el verdadero creador del Pastel de chocolate era el francés Michel Bras, al que denominó Coulant, e incluso llegó a patentar dicho nombre.
Bueno no me enrollo más y os doy, las cantidades e ingredientes que aparecen en el libro y que a mi siempre me han dado buen resultado, aunque he modificado alguna cosilla.
200 gr. de chocolate
40 gr, de mantequilla (yo siempre pongo 50 gr.)
4 yemas de huevo
4 claras de huevo
50 gr. de azúcar
1 kiwi
50 gr. de azúcar
250 ml. de agua (yo solo utilizo 100 ml.)
Deshacemos el chocolate al baño maría junto con la mantequilla.
Una vez derretido el chocolate le añadimos las yemas fuera del fuego, removemos hasta conseguir una crema homogénea.
Ponemos las claras a punto de nieve con una pizca de sal y le añadimos el azúcar hasta conseguir un merengue firme.
Mezclamos el chocolate con las claras con una espatula y movimientos envolventes, con cuidado de que no se bajen las claras.
Tomamos unos moldes de flan individual y los enmnatecamos, rellenamos hasta las 3/4 partes de su volumen.
Precalentamos el horno a 200º centigrados y metemos los moldes en el horno unos 15 minutos (depende del horno).
Mientras hacemos un jarabe con el agua y el resto del azúcar.
Pelamos y trituramos el kiwi, lo pasamos por un colador para retirar las semillas.
Una vez tibio el jarabe lo mezclamos con el puré de kiwi, lo utilizaremos como salsa del postre.
Cubrimos un plato de postre con la salsa de kiwi y encima ponemos el coulant.
Espero que os guste, es sencillo de hacer, pero muy exitoso.
Coulant de chocolate con sorbete de mandarina
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